lunes, 30 de mayo de 2011

Me prometí y juré un montón de cosas...

Me prometí y juré un montón de cosas. La verdad, no sé por qué. ¿Que si perdí tiempo? Perdí minutos, horas, días, semanas, meses; tratando de encontrarle la vuelta a algo que era mucho más concreto que solo amor, pero es confuso, porque el amor también es concreto; así que no sé.
Yo no soy complicada, soy extremadamente e incomprensiblemente complicada. Venía bien igual. Era la peor época de mi vida (mi corta vida): problemas, problemas y problemas; problemas tontos y complejos, con y sin solución.
Que no esté conmigo era una de las razones que volvía más complicados a estos problemas, no tenía ganas de solucionarlos, y si me moría... está bien, sin él ya estaba muerta. Pero de un día para el otro, no tenerlo se volvió una bendición. Me apoyé en otra persona y fui felíz.
Igualmente eso no alcanza. Porque siempre vuelve para que me acuerde de que alguna vez estuvo y ahora no. Para que me acuerde de lo mal que me salieron las cosas. Para que me acuerde de las cosas en las que creí por ser ciega, porque fue un amor completamente ciego. Para que me acuerde de que logró estar completamente feliz sin mi. Para que me acuerde de que no tengo la menor idea de por qué pero un día me enamoré de él, de su alma, de su ser, de su escencia, de su cuerpo, de su corazón, de su nombre, de todo lo que toca y que cambia de color, de lo que dice, lo que hace... me enamoré del amor que tiene para dar. Y otra vez volvió para recordarme esto, esto que controla mi vida, esto que influye en lo que hago: errores. Que son absolutamente incontrolables. 
Simplemente me hace bien verte con una sonrisa, capaz a pesar de todo, no soy tan complicada...

Lo que no puedo es arreglarme sin tu amor, lo que no puedo es arreglar mi corazón. Cualquier pelea que yo tenga en esta vida, sin vos no queda nada, si vos yo no podría vivir...

Me prometí y juré un montón de cosas. La verdad, no sé por qué. ¿Que si me equivoqué? Todavía sigo llorando...

Lucía Menéndez