domingo, 22 de mayo de 2011

Mi dulce condena

No sé ni cómo ni cuándo pero un día me desperté y me di cuenta de que te necesitaba. Ahora se lo que se siente. Ahora siento el puñal que con cada beso y abrazo que no es mío se mete de a poco más profundo. Es increíble porque yo te juro que te odio, no hay persona que me haga peor que vos, no hay relación que me haga sentir mas fracasada e infeliz que la que tenemos.
Yo no puedo creerte, ¿por qué? Basta con mirar un segundo hacia atrás y ver que no estás conmigo. Pero por una razón u otra no puedo dejar de hacerlo. Me identifico tanto cuando hablás de mi que en serio, termino creyéndote.
Siempre están estos dos lados tuyos: por un lado esa persona apasionada, divertida, espiritual, y sobre todo buena, que es una palabra tan usada pero tan plena; y por otro lado esta ese bicho que seria capaz de hacer cualquier cosa para hacerme sentir nada, esa persona tan cruel que supuestamente se lleva el mundo por delante, lastimando a los demás, cuando en realidad yo se que sólo hay un corazón roto al final del asunto.
Es un te odio, te odio porque te amo. Porque tengo todas las razones para odiarte pero no tengo la menor idea de por qué me enamoré de vos. Soy tan insegura... y vos también lo sos, por eso no sirve. Para inseguridad basta conmigo, y con la tuya revalsamos.
Siempre me sentí mal porque me hacías ver que dabas cualquier cosa porque estemos juntos, y yo nada, pero cuando llegó el momento decisivo, no te la jugaste, optaste por lo más fácil (entonces no era que antes te la jugabas... no tenías con quien más jugar) y no te culpo. Pero me destrozaste el alma.
Te importa demasiado lo que piensen los demás, igual que a mi, pero la verdad es que no creí que tan fuertemente. Por eso no te creo. Porque no te voy a psicoanalizar y llenarte de adjetivos, directamente creo que todo era mentira y que alguien alguna vez, que estoy casi segura que no fui yo aunque podria serlo, alguien te debe haber arrancado el corazón y por eso sos tan frio. Frío como yo de fría, porque vos arrascaste el mío.
Pero no tengo el valor de reconocerlo, más bien sí lo tengo, pero soy muy orgullosa, como vos, ¿y de que sirve reconocerlo si sólo pensás en esquivar histeriqueadas que no existen? La novela del amor interrumpido, casi absurdamente imposible ahora, me tiene un poco arta. Estoy segura de que vos superaste todo pero yo no.
Una vez un amigo me dijo que distinto era estar con alguien a estar enamorado y enganchado con alguien. Para justificarte me dijo que vos estabas con ella pero estabas enganchado conmigo. Me cuesta mucho creerle porque los echos no dicen lo mismo. Pero si fuera así me pasa algo bastante parecido: puedo estar con otro, de echo estoy, pero no puedo dejar de pensar en que fuimos tanto y no fuimos nada y que la bronca de que la realidad no sea la que quiero frenan mis lágrimas de absoluto dolor cuando te veo y no estás, formando un nudo gigante en la garganta que no es desatado ni por la más linda de las melodías.
¿Qué es querer? ¿Qué es amar? Un día me dijiste "ojalá nunca te enamores"... tarde. Repito, no sé cómo ni cuándo pero una vez te abracé y me dije a mi misma "no me sueltes nunca" casi sin darme cuenta, bueno sí, me olvidé de decírtelo a vos. Y creo que me enamoré de tus dos lados. Quiero que compartas conmigo tu lado bueno y sanar tu lado malo...

1.- Te odio porque a todas horas pienso en ti y tú ni siquiera me recuerdas.
2.- Te odio porque no puedo olvidarte y tú no demuestras amarme.
3.- Te odio porque mi alma se ha quedado vacía de tanto amarte.
4.- Te odio porque te miro y aún me sonrojo.
5.- Te odio porque vive en mí un deseo que tú no sientes.
6.- Te odio porque todo mi amor es sólo indiferencia para ti.
7.- Te odio porque ni una lágrima te mereces y por ti las he llorado todas.
8.- Te odio porque mi locura por ti se queda en amargura.
9.- Te odio porque para mi fuiste todo y para ti yo no fui nada.
10.- Te odio sobre todo porque, aunque lo desearía, ni odiarte un poco puedo.


Día tras día regresas, te veo, y te tengo al dormir,
rondarás en mis sueños por siempre, pesadillas.
No quiero encontrarte y tocarte,podría yo así despertar
y descubrir que realmente no existes,
que la unica evidencia que me queda de tu existencia
es este agujero donde estuvo alguna vez mi corazón.
 
Ésta es mi dulce condena...
Lucía Menéndez

No hay comentarios:

Publicar un comentario