viernes, 3 de junio de 2011

Ciertas sonrisas me distraen

Tengo la necesidad interna de escribir algo pero no sé qué. Hoy no estoy extremista, no siento felicidad pero tampoco tristeza. Estoy en el medio, tirando más a reflexión. Reflexión de todo. Uno no puede quedarse con una sola imagen de las cosas para siempre y por eso empecé a ver todo desde distintos ángulos, y elegí mi postura de acuerdo con el que consideré más razonable, o más poco razonable...
El tema es que estoy escribiendo para decir que dudo de escribir. Antes era un método de desgargas. Ahora, una fábrica de problemas. Sin embargo no debería ser problema mío, aunque recae en mi.
Cuando uno desea con todas sus fuerzas mentales olvidarse de alguien, y el corazón con todas sus fuerzas lo aferra más y más a uno, es un problema. Pero "si tu no estás aquí no sé que diablos hago amándote"... no está y no estuvo, y aprendí mucho (no lo que él cree que aprendí). Aprendí que la vida, en cuanto a las relaciones amorosas, se trata de encontrar gente "pasajera", que nos hagan sentir bien, nos demuestren cariño o al menos aprecio, y aprendiendo un poco de ellas crecer como personas y almas.
Aprendí que las personas cumplen la función de agua, luz, amor, dedicación que ayudan a crecer al árbol; pero las raíces son parte de este, y nadie puede dirigir sus ramas. ¿Qué pasa si él deja de ser mi lluvia y mi luz? ¿Qué queda del árbol? Su estructura se mantiene hasta que otros vientos arrastren nuevas tormentas y den nuevos arco iris que lo hagan más fuerte.
No es un enojo, no es tristeza, no es alivio ni felicidad. Es simplemente apretar "stop", y comenzar otra canción, con otros personajes, con un nuevo amor...
A pesar de que el olvido no se asoma a mi ventana, ciertas sonrisas me distraen.

Lucía Menéndez

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