miércoles, 30 de octubre de 2013

Besos de Judas

¿Cómo debería sentirse el boludo que da todo por amor? ¿Cómo un boludo? Eso supongo. 

Existe un promedio de parejas (hablemos sin saber, nunca promedie nada) en las cuales un miembro de ella, esta como más entusiasmado, como mas enganchado, algunos lo llaman estar “enamorado”, suena raro ¿no? Y el otro está más en la suya, y suele tener ataques de ternura cuando su cuerpo le pide calor. Una forma muy poética de decir lo que todos sabemos. 

El boludo de la pareja, ese que nunca dice que no, el que siempre está, emocionalmente y carnalmente hablando, el que dedica un 80% de su vida en tratar de hacer feliz al otro y el 20% restante en tratar de pensar como recibir algo; bueno ese sería el que está enamorado. 

Todo el mundo lo sabe, se dan cuenta, el mismo boludo lo sabe, y el otro también. Todos formamos parte de la hipocresía. De hacer de cuenta de que todo está bien y de que los cuentos de hadas, al lado de nuestra relación, son un poroto. 

Pero la verdad de la milanesa es que al enamorado no pareciera realmente importarle su soledad. Es mágico, pero Dolina ya lo dijo, amar es mucho mas lindo que ser amado, y si amas, no necesitas ser amado. No significa que uno haga las cosas por el otro, y sea, como todos piensan, un boludo. Sino que cuando uno tiene mucho para dar, encontrar en quien descargar ese amor, es liberarse. 

Pero la hipocresía siempre esta. ¿A quién no le gusta recibir amor? Hasta la persona menos demandante lo necesita, el ser humano no vive solo, por eso tiene la facultad de relacionarse, necesita por naturaleza estar acompañado. Hay relaciones en las que nos encontramos muy solos, casi mas que estando oficialmente solos. Estar solo, estando acompañado, es peor que tener la certeza de tu soledad. Porque estas ahí nomas, podrías no estarlo, pero hay algo que se desenchufo, por algún motivo, estas solo.  

Yo soy una boluda que dice: “me voy a dormir, pasala bien!”, y me quedo toda la noche en vela flashiando que suena mi teléfono, para leer solo un mínimo “te amo”. 

POR SUERTE, SABINA YA SE ENCARGÓ DEL ASUNTO...

No soporta el dolor, le divierte inventar
que vive lejos, en un raro país,
cuando viaja en sueños lo hace sin mí,
cada vez que se aburre de andar
da un salto mortal.
Cuando el sol fatigado se dedica a manchar
de rosa las macetas de mi balcón
juega conmigo al gato y al ratón,
si le pido “quédate un poco más”
se viste y se va.
Cuanto más le doy ella menos me da
Por eso a veces tengo dudas,
¿no será un tal Judas
el que le enseñó a besar?
Nunca me dice ven, siempre se hace esperar,
de noche como un sueño tarda en venir,
dibuja nubes con saliva y carmín,
cobra caro cada abrazo que da,
no acostumbra a fiar.
Cuando gritos de alarma suenan por la ciudad,
cuando los sabios dicen “no hay solución”
ella pretende que hagamos el amor
en una cama de cristal
a orillas del mar.
Yo que siempre traté de aprender a barajar
los naipes al estilo del triunfador,
ahora me veo jugando de farol
mientras su manga esconde un as,
sale siempre a ganar.
Cuanto más le doy ella menos me da,
por eso necesito ayuda,
aunque sea de Judas…
bésame un poco más.

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